jueves, 10 de diciembre de 2009

Ejercicio de gimnasia intelectual creativa en Pedagogía.

Ubicados en el estimulador escenario de la librería de Nacho en la Cascada, Keidys Yosnarth y yo compartíamos comentarios sobre las experiencias del día y la semana. Detrás del verbo de Keidys, quien explicaba los detalles y trascendencias de la inducción para proyecto comunitario ocurrida ese día en San Antonio, mi cerebro recordaba tareas pendientes del seminario de generación de relevo, pero aún más atrás otro segmento de mi cerebro hilaba una idea que quiero compartir y hacer realidad en equipo.

¿Qué relación podemos encontrar entre la cumbre de Copenhague y nuestra actividad Pedagógica?
Comuniqué de inmediato aquella inspiración a Keidys y Yosnarth, siempre pensando en mi interés de estresarles la vida y mantener alta mi cotización como agente estresor.
Más tarde en la noche, Erliz Aceituno me informaba por mensaje de texto sobre la existencia de un embarazo editorial en la Subdirección de Docencia, que anunciaba el próximo nacimiento de una revista especializada a la cual me invitaba a participar.
La coincidencia de esos hechos permitió pensar en una respuesta gestadora, capaz de perderse de vista en el tiempo y marcar un hito pedagógico-intelectual de algún tipo. Dicho en términos que Alixon puede explicar mejor, esa bola venía como para sacarla del estadio, por lo tanto había que afilar el bate, concentrar las energías y producir el más largo hit posible.
Propongo generar una actividad que permita producir un texto integral y colectivo, con calidad de publicación, con centro en la formulación o innovación pedagógica que convierta a la cumbre de Copenhague en una laguna universitaria donde podamos poner a surfear nuestra personalidad docente, alimentados por nuestras energías, nuestras capacidades y nuestras inconformidades y producir estelas pedagógicas que alimenten las intelectualidades de nuestro entorno y desde ahí puedan surgir al largo plazo iniciativas económicas, gubernamentales, vecinales y de cualquier otra índole, para llegar a ser realmente capaces de conservar nuestro planeta y convertir en esta preocupación en algo no exclusivo de cumbres sino de manejo llano de la gente.
No tengo claro como se puede hacer esto, pero estoy seguro que pensándolo entre todos lo podremos crear.
Sospecho que debe comprometer a tutores, estudiantes y compañeros de trabajo, debe ser una jornada de tiempo breve, con multitud de actividades no controladas sino estimuladas y que guarde unos objetivos no muy cerrados para al final hacer un reporte de la experiencia.
Imagino que el reporte debe resguardar la forma en que se monte el experimento, las formas de estimulación, los indicadores de participación y los resultados que se puedan obtenerse y que parezcan factibles de generar conciencias imperecederas para la generación de iniciativas de conservación ambiental a futuro mediano y largo.