miércoles, 13 de mayo de 2009

Historia generación de Relevo

Generación de relevo, un ensayo de solidaridad pedagógica
Por: Alberto Muñecas Vecchione
Universidad Pedagógica Experimental Libertador
Instituto Pedagógico de Maturín

Resumen:
En un viaje rápido pero profundo sobre los 14 años de historia del programa de formación de la generación de relevo, este escrito se esmera en encontrar los pilares que han permitido que el mismo haya logrado cautivar la voluntad institucional para permanecer frente a las intensas fuerzas de la resistencia al cambio de la comunidad y de la desatención de los cuerpos rectorales y directivos de la universidad. Nacido como un programa totalmente diseñado en la Universidad Pedagógica, sostenido desde nuevos criterios corporativos organizacionales y alimentado por la energía inagotable y desbordante de los jóvenes exitosos que aquí también formamos en nuestros programas de pregrado, la generación de relevo se presenta como un alimento que llega directo al alma de la universidad y le permite transitar como corporación por el agresivo panorama que la nación exhibe actualmente en relación al desarrollo de la inteligencia, la formación de la personalidad y el cultivo del talento humano. Al ser pensado desde objetivos de aprendizajes totalmente diferentes a los tradicionales de la UPEL, su configuración también se ha convertido en una esperanza de cambio para la esencia curricular de la universidad, en tanto criterios de evaluación, teoremas de los aprendizajes y plataformas de comunicación educativa.


Palabras claves: Generación de relevo, comunicación educativa, evaluación educativa, teorías del aprendizaje.

Historia generación de Relevo

Generación de relevo, un ensayo de solidaridad pedagógica
Por: Alberto Muñecas Vecchione
Universidad Pedagógica Experimental Libertador
Instituto Pedagógico de Maturín

“Cuando el atleta de relevo entrega el testigo, no sólo transfiere la energía que lo movió, sino el espíritu compartido que lo constituye”.

La honestidad académica sobrevive al intrusismo político:
El programa de formación de la generación de relevo (pfgr) nace en el año 1994 dentro del marco de una aguda necesidad de transformación universitaria, tanto de esta universidad como de todo el subsector en general, sin embargo, hoy en día las carencias tangibles e intangibles permanecen sin atención en casi todos los ámbitos y uno de los escasos indicadores de innovación académica es este programa, tratando de sobrevivir en un ambiente hostil y resistente al cambio.
Como agravante adicional para el subsistema, el gobierno actual además de desatender a las universidades ha creado un componente paralelo, dominado por los apetitos políticos de cautivar conciencias para convertirlas en votantes obligatorios, con carencias de identidad, rigor y práctica académica, resultando en consecuencia un estado general de deterioro de la educación superior en Venezuela, donde la excelencia y los méritos académicos son metas de apenas algunas universidades responsables que navegan en contra de la corriente gubernamental depauperizadora.
La expresión de la crisis universitaria, quince años más tarde, se expresa entonces con mayor intensidad que en el momento de creación del pfgr, debido a las repercusiones internas y externas de este sistema paralelo de formación que el gobierno actual ha puesto en práctica, sin cuidar la calidad del egresado y la visión de calidad que la universidad debe preservar para garantizar la prosperidad nacional futura.

La solidaridad al servicio de la calidad:
El pfgr del la UPEL se creo como una respuesta académica autónoma de la universidad para intentar responder a la necesidad especifica de calidad y cantidad del profesorado, surgió como el resultado de las inquietudes que en tal sentido generaban las masivas jubilaciones del personal docente, junto a las dudas que se presentaban frente al sistema de ingreso por concurso de oposición en donde los candidatos solían y suelen carecer de una visión identitaria institucional.
El programa además permitía dar una respuesta propia al estrangulamiento económico que protagonizaba y protagoniza el gobierno nacional, congelando los recursos económicos y el ingreso de personal nuevo al subsistema.
Así las cosas, la UPEL capitalizó la inquietud institucional del ingreso por formas distintas al desgastado concurso de oposición, examinando los modos y propuestas que habían surgido en algunos institutos, como fue el caso de Maturín con los contratos y auxiliares docentes para egresados destacados, con el fin de convertirlos en un plan racional de formación egresados para la docencia en educación superior.
La prehistoria del programa se ubica en los años 76, 77 y 78 en donde ocurre un plan masivo y urgente de captura de egresados, vía contratos temporales de servicio, para cubrir el aumento acelerado de plazas docentes que exigían los desmesurados ingresos de estudiantes queriendo abrazar esta profesión.
Los mismos docentes que al ingresar en estas fechas tuvieron que enfrentar condiciones adversas de desarrollo profesional para alcanzar los niveles de calidad de la academia universitaria venezolana, en el caso del Pedagógico de Maturín idearon para los recién graduados posteriores, un plan de protección y mejoramiento de credenciales ofreciéndoles a los mejores egresados de los años 79 y 80, cargos contratados como auxiliares docentes (figura usada para personal docente no profesional), con el fin de que sus escasas credenciales no impidieran el contrato inicial y además aumentaran los puntos por tiempo de servicio en educación superior para tener éxito en el concurso de oposición.
El fenómeno de los auxiliares docentes no fue muy masificado pero recogió al menos a cuatro profesores por espacio de casi tres años, sin embargo la estrategia carecía de un plan de preparación, se concretaba a proveer un sueldo y unas credenciales sin ninguna estimulación o tratamiento específico de desarrollo del personal.
La década de los ochenta pasó sin méritos en este sentido, los impactos económicos de una moneda tomada por la devaluación, una sociedad angustiada por la inflación y una clase política en deterioro, eclipsaron los estímulos de desarrollo de la calidad universitaria y al decir verdad, dominaron los docentes contratados y los concursos de oposición enfocados en la regularización de los contratados.
Pero en la década de los noventa las condiciones cambiaron ligeramente y se pudo pensar un poco más en el ordenamiento de la inversión del capital humano universitario. Para ello se aprovechó la novedosa iniciativa del CNU de dirigir los fondos asignados hacia el mejoramiento del personal, en una forma muy particular de ingreso que la UPEL dio en llamar “Programa de Formación de la Generación de Relevo”.
Para los administradores universitarios de aquel momento pareció inteligente destinar dinero en personal totalmente nuevo, con por lo menos veinticinco años de servicio por delante, escogidos entre sus mejores egresados, para organizar un programa de becas por mérito, en lugar de destinar estos fondos totalmente a personal con poco tiempo de servicio por delante y que además ya por diversas vías había disfrutado de abundantes y calificados planes de mejoramiento y postgrados.
En el Pedagógico de Maturín la profesora Carmen Rondón de Reyes y este servidor elevamos una propuesta al vicerrectorado de docencia para impulsar la formación de egresados destacados, lo cual coincidió con voluntades positivas orientadas en este sentido de otros ámbitos de la UPEL para concretar un plan de trabajo, que luego fue reglamento y finalmente realidad, inaugurando operaciones precisamente aquí en Maturín.
Asumiendo una decisión, a mi vista heroica, las autoridades rectorales pusieron en una balanza, por una parte el seguir invirtiendo en personal que se había servido de programas de postgrados prácticamente gratuitos, de viáticos de movilización para infinidad de eventos del conocimiento, de permisos remunerados para postgrados externos y de planes de becas para cursar estudios en el extranjero, todo lo cual puede ser calificado como justificado y productivo, y por la otra parte conducir una parte de esos recursos a la construcción de un futuro para la universidad, creando un plan de becas a egresados estelares de sus pregratos, que pudieran en corto tiempo encargarse de la universidad.
Al rigor del control de ejecución del CNU, la decisión podía estar reñida con la inexplicable política de detener el ingreso de personal a la universidad, pero a la luz del horizonte de la universidad y su futuro, era una luz de inteligencia administrativa que salvaba al menos en parte a la universidad de un marasmo generacional que se asomaba desde todos los análisis.

Mareas del pasado y corrientes presente frente al salto del futuro:
Por otra parte, el concurso de oposición representaba y representa una prueba de conocimiento disciplinaria superada por casi todas las teorías de evaluación y selección de personal modernas, el mismo: además de descuidar los intereses de la organización y la dirección de la universidad, en tanto no atiende el perfil transdisciplinario integral que debe existir en un docente universitario, terminó demostrando grietas en su capacidad de seleccionar a los mejores y dificultades en el manejo de la estructura de los baremos, frente a las condiciones personales de los candidatos.
Aún cuando este documento no tiene dentro de sus objetivos evaluar al concurso de oposición, consideramos prudente indicar que este procede de un momento en donde la condición disciplinar y de largo aliento de las bases intelectuales individuales del sujeto, se consideraban las cualidades principales del conocimiento y del profesional universitario, pero a la luz del estado del arte contemporáneo esto ha sido superado largamente y en consecuencia reporta al menos la necesidad de evaluar las cualidades internas que debe poseer un concurso de oposición, en el caso de que este deba continuar existiendo.
Para el año 1994 entonces, se cruzaron las inquietudes de ingreso de personal incubadas en los diferentes institutos, con la valentía de una decisión reñida con el autoritarismo característico del CNU y se asumió la formación de la generación de relevo como un programa del vicerrectorado de docencia bajo la iniciativa fundadora del profesor Enrique Ravelo.
La primera cohorte inició en Maturín, pero su materialización reportó errores administrativos que no soportaron los rigores del reglamento y buena parte de los primeros seleccionados no cumplían con el perfil y los controles del programa. Esto generó una mala imagen que perjudicó la incorporación del nuevo concepto de ingreso dentro del profesorado del instituto, pero sin embargo el programa se recuperó tempranamente de ese tropiezo, y gracias al tesón de los docentes creyentes de la iniciativa y los ímpetus de los mismos relevistas, hoy se exhiben seis cohortes egresadas exitosamente, que representan un importante dintel de soporte de la academia del instituto y la universidad.

Facultades del saber y pensamiento corporativo:
Aparte de las cualidades intrínsecas que el programa pueda tener, es preciso indicar que a través de la puesta en práctica de este esfuerzo se alcanzó también un interesante estímulo a la integración de la universidad como un solo cuerpo académico.
La administración del programa puso mucho énfasis en mantener una práctica uniforme en todos los institutos, manteniendo un control estricto de los protocolos establecidos en el reglamento y de los controles administrativos de los fondos destinados para el mismo.
Para la UPEL siempre ha sido un norte la consolidación de la integración de los institutos, proceso que por lo demás ha sido lento y donde para estos objetivos el programa de formación de la generación de relevo resultó ser un importante aliado en la formación de un pensamiento corporativo de la universidad, venido de su propia base y validado y revisado en sus prácticas más atómicas como los diálogos de clase y de administración de las cátedras.
Por otra parte, estos mismos diálogos han contribuido a preservar la identidad de los institutos y de la universidad en un equilibrio dinámico y estratégico, evitando un derrumbe identitario factible si los ingresos que atendió Generación de Relevo se hubiesen realizado precipitadamente por la vía de los contratos o los concursos de oposición.
Todo esto se traduce en una estrategia de manejo del talento que representa un esfuerzo y una esperanza para la solidez académica de la universidad. El programa de formación de la generación de la generación de relevo compite con las líneas de investigación de la universidad, expresadas en la producción de tesis de grado y de trabajos de ascensos, pues en la realidad, al menos como se ha manejado en Maturín, en el caso de cuatro de las cohortes, el programa se convierte en una línea de discusión, innovación e investigación educativa a través del seminario de formación de la generación de relevo.
De esta forma se compensa la escasa recompensa material de la beca, las dificultades administrativas para hacerse presentes en los eventos del conocimiento que se suceden en el país y el extranjero y el agresivo ambiente de manejo del conocimiento que se respira entre los docentes ordinarios y contratados del Pedagógico.
Comprender la importancia de este recurso organizacional de formación de personal docente puede ser difícil de entender para un desconocedor de la intimidad universitaria, si no se advierte que para el decenio 1994 – 2004 se esperaban jubilaciones superiores al 50% de los docentes en servicio, además este programa de ingreso rescata y establece una estructura de diálogo académico general dentro del instituto y en forma intensa lo propicia entre un profesor ordinario de la universidad, regularmente jubilable o ya jubilado y un egresado brillante en proceso de formación.

Altas y bajas en el camino andado:
En el medio de momentos positivos y períodos de dificultades el programa evolucionó gracias a la continuidad administrativa de las diferentes gestiones rectorales y de los diferentes funcionarios que han ejecutado y coordinado a nivel nacional y local las dinámicas que desarrollan los becarios y sus tutores en los diversos ámbitos institucionales.
Durante estos años se realizaron encuentros de becarios, jornadas de evaluación y desarrollo, coordinadoras operativas de evaluación y de desarrollo y otra muy variada gama de formas de intercambio entre todos los protagonistas del programa y se han intentado niveles de comunicación y satisfacción, capaces de darle forma a una estructura organizativa nacional suficientemente fluida y productiva dentro de la universidad, aunque para este momento esta condición aparece opacada al nivel nacional, con la fuerza de sus antecedentes resulta sencilla de despertar.
El programa además durante este período logró mostrar una eficiente y honesta relación entre la inversión y los resultados, prácticamente todos los becarios culminaron y hoy en día permanecen en la universidad ejerciendo papeles estelares dentro de las dinámicas universitarias, algunos en lo administrativo, pero la mayor parte alcanzó rápidamente niveles de brillo académico, tanto a juzgar por las credenciales que exhiben, como por la huella que dejan.
El programa igualmente se ha vinculado estrechamente con la formación de postgrado y además se ha generado un nuevo mapa laboral del personal académico de la universidad, presentando una nueva alternativa de pedagogía universitaria capaz de responder con más acierto a las exigencias sociales actuales.
La universidad ha sido en extremo celosa en hacer cumplir las normas y protocolos de funcionamiento, desde la fase de establecimiento de necesidades institucionales y selección e ingreso de becarios, hasta la fase de conclusión, validada por exposición oral y escrita frente a jurado tripartito en defensa pública del producto final del egresado.

El laboratorio de pedagogía:
El pfgr funciona como un verdadero laboratorio vivo de Pedagogía de la formación universitaria, basado en una fórmula transdisciplinaria de abordar el proceso, asumiendo tanto las exigencias intelectuales como afectivas de las personalidades humanas que formamos.
A pesar del largo tiempo andando dentro de la pedagogía universitaria, la universidad ha mantenido algunos protocolos indiscutibles sostenidos en la tradicionalidad del aula de clases con 40 alumnos enfrentados a un portador del conocimiento. Este teorema básico sólo ha sido molestado para ingresar más alumnos al salón de clase, en virtud de una demanda estudiantil que nunca estará acorde a los recursos financieros disponibles.
El programa de formación de la generación de relevo no nació para resolver las problemáticas del cupo y la forma de atender más alumnos, realmente su perfil es el de mantenerse en el fondo de la problemática de la calidad del docente y de la educación universitaria, para ello se cuenta con los resultados del diálogo al menos bipolar entre becario y tutor, o como en el caso de Maturín el diálogo multipolar a través del seminario de formación de la generación de relevo.
El sentido de estos potenciales creativos debe enfocarse hacia los teoremas básicos que sostienen la pedagogía universitaria, aprovechando las iniciativas del nuevo docente y el juicio conductor del experimentado.
Es cierto que esto genera peligros, como la advertencia de que estamos formando desde adentro de los tradicionales casilleros que sostienen a la actual universidad, por lo cual resulta esperable que la intimidad institucional se reproduzca en cada uno de los egresados de la universidad en general y del programa de formación de la generación de relevo en particular, más esto no tiene que ser una herencia censurable ni inevitable. El producto de la entraña no tiene necesariamente que ser idéntico a la entraña misma, podemos intervenirlo con la terapia de la experimentalidad, la cual nosotros orgullosamente portamos en nuestro nombre, pero no hemos logrado explotar debidamente.
Nada mas apropiado para tal propósito que la unión en equipo de trabajo de un docente experimentado con uno de reciente de ingreso y en formación, y que cada uno de estos dúos se multiplique por la fuerza que se obtiene a través del poder del trabajo y la creación de cada grupo o cohorte.
Uno de los enemigos de la experimentalidad es la rutina de clase, los cuarenta alumnos y el horario estricto, otro enemigo es el protocolo de validación para la investigación. Estas rutinas deben y pueden encontrar formas de evolución o sustitución dentro de las dinámicas del programa de formación de la generación de relevo, ya que el mismo se asienta en otros principios y se fundamenta en la sobrevivencia del sistema frente a las nuevas exigencias, todo lo cual irremediablemente implica riesgos y adaptaciones a las nuevas alternativas tecnosociales.
Un requisito principal para ser protagonista del programa, es o debe ser, portar estos principios y sentimientos sobre la vida y la pedagogía universitaria. Insistimos en que actualmente dudamos sobre la vigencia del teorema del docente sabio y el alumno ignorante, enfrentados en una ecuación de 40 contra uno sobre la variable autoridad y multiplicados por tres o cuatro horas semanales. Igualmente dudamos sobre la apertura que presenta la internet sin contacto real entre los interlocutores. Entre ambos extremos existe cualquier cantidad de opciones que se debaten de acuerdo a los rangos de pertinencia social, de conciencia social y de compromiso ideológico de cada docente y de cada alumno, en donde y desde donde, hacemos nuestra intervención social como contribución histórica al desarrollo de la venezolanidad y la humanidad.
Como alternativa de formación el programa rompe con todos los protocolos conocidos dentro de las prácticas pedagógicas universitarias y se expone a una totalmente nueva fundamentación teórica, casada con la transdisciplinariedad como alternativa de desarrollo personal e institucional.
La exigencia que se hace al nuevo docente va mas allá de los parámetros parciales del área del conocimiento en la que se exige la acción pedagógica, colocando al candidato a universitario en la necesidad de desarrollar y cuidar todos los ámbitos de la institucionalidad y de la personalidad.
Nuestro interés tradicional universitario ha sido la producción normativa y/o protocolar para asumir e informar la realidad, pero la realidad va mas allá del reporte que podemos hacer de ella o de los protocolos para asumirla, ella se complejiza con cada contribución humana y como tal debe ser asumida. La ciencia y la ignorancia, la riqueza y la pobreza, la bondad y la maldad, todas trabajan juntas en la complejización de la sociedad y finalmente los que intentamos entenderla tendremos que encontrar la forma de dar verdadera cuenta de ella, generando nuevos impulsos para la misma. Estos planteamientos epistemológicos del conocimiento tendrán que encontrar la forma de transformarse en posibilidades universitarias y de los universitarios, y el pfgr forma a los universitarios que tendrán que enfrentar estas situaciones.
De momento podemos decir, en primer lugar, que los becarios encuentran la oportunidad para agruparse por cohortes, lo cual representa una estupenda ventana a la transdisciplinariedad, en tanto ella sea bien estimulada. En segundo lugar el programa de formación de la generación de relevo encuentra lugar para atender los asuntos personales y afectivos, lo cual es otro elemento a favor del enfoque transdisciplinario, complejo e incluso corporativo moderno. En tercer lugar la relación con el tutor logra desencadenar energías poco conocidas en el ámbito universitario tradicional, en este sentido podemos reportar que en lugar del celo, la desconfianza y la envidia, surgen la confianza, la entrega y el poder de la comunicación abierta, despierta e interesada.
Estos tres elementos, acompañados de otros más intrínsicos y todavía difíciles de reportar abren nuevas fronteras de futuro, para el docente, la docencia, la universidad y el conocimiento. Para el desarrollo de esto es que está ahí el programa de formación de la generación de relevo.



Evaluar al relevo o el relevo de la evaluación:
Un asunto adicional y de vital importancia para la universidad, sobre el programa de formación de la generación de relevo es la forma de atender la evaluación del candidato en formación. En tal sentido y tal como se plantea en el escrito normativo del programa, se realiza una acción integral de atención a los progresos, dificultades y desarrollo en general del candidato, lo cual es manejado por varios actores al mismo tiempo y se sintetiza finalmente en el tutor. Todos los ámbitos de acción son necesarios y la ausencia de competencia o nivel en uno de ellos implica la necesidad de asumir acciones correctivas dentro del mismo proceso, sin necesidad de esperar al perfil del resultado final. Esta condición representa un criterio cercano a la visión corporativa del toyotismo (producción sin desperdicio) y para los efectos de nuestros objetivos significa la construcción de la excelencia, no sólo en términos institucionales, que es ya muy importante, sino en términos de la persona que construimos, frente a lo cual debemos asumir la conducta de cero errores. Esta meta es muy difícil de alcanzar, pero el acompañamiento constante de la acción correctiva inmediata puede ayudar significativamente, y aquí en generación de relevo, tratamos de aprender a hacer esto.
Esta cualidad de la evaluación integral y correctiva representa un producto de exportación del programa de formación de la generación de relevo para otras instancias y niveles universitarios dentro y fuera de la UPEL.
La forma de hacer formación que ha asumido el programa de formación de la generación de relevo se nos presenta como una condición en donde la credencial y/o la calificación no logran dar suficiente cuenta del candidato, más bien el candidato se convierte en la credencial o la calificación misma. Se trata de una síntesis que podemos llamar la *credencial viviente* recordando los argumentos que para tal constructo suele dar nuestro compañero profesor y artista Zoilo Abel Rodríguez.
Actualmente esperimentamos, quizás en forma patológica, de un elevado fenómeno de credencialismo, el cual al usarlo en los modos extremos en que lo vivimos en el presente, se convierte en una expresión vacía de calidad, e incluso cercana a traducciones mercantiles en las que se mide la remuneración del intelectual según el numero de credenciales que porta, sin importar el inventario de las producciones reales del sujeto que trabaja, ya sea en la producción teórica o en la comunicación de las mismas, esto es un fenómeno fuertemente residenciado en nuestra universidad, el cual unido a la falta de pertinencia y consistencia que pueden residir en la credencial misma y en quien la otorga, representa una verdadera problemática que urge de atención antes de que termine desmoronando a todo el sistema.
El pfgr ha querido apartarse de esta patología y se mueve en otra dimensión de la evaluación para el progreso del ser humano, en este sentido se intenta una medida desde lo humano de quien hace la mensura y para el humano y la humanidad que estamos soñando. Por supuesto esto implica asumir la seguridad de la subjetividad como expresión en donde todo ser humano debe saber navegar perfectamente bien, o al menos debe saber que respira en esa atmósfera para ser verdaderamente humano.
Los protocolos de evaluación deben cambiar y pfgr ya exhibe una alternativa valida de cambio, hemos avanzado hacia formas que explican la internalización y el compromiso del promovido, mas allá del reporte esquelético de los cursos realizados.
La evaluación tradicional que profesamos conduce a indicadores vacíos que al final han llenado de vacío al sistema educativo en general y a la universidad en particular.
El pfgr se ha construido usando lo normativo y lo práctico en una nueva experiencia evaluativa que se presenta acorde con la experiencia pedagógica que representa. Esto es muy prometedor, no solo para atender la consistencia intelectual de quien labora en la universidad, sino para emprender nuevos caminos en la evaluación de la universidad y de sus estudiantes como nuevos intelectuales de la humanidad.

La creatividad como energía para surfear sobre la ola:
Por ultimo se debe destacar el potencial creativo del programa, no sólo por las cualidades descritas sino también por las posibilidades que se desencadenan de las prácticas transdisciplinarias que viven en su seno.
Las competencias que cada becario en dúo con su tutor, en grupo con su cohorte, y en sintonía con su institución expresan en sus dos años de relación formativa formal, implican cualquier cantidad de dinámicas que no son factibles de compendiar en escrito alguno, sin embargo la dinámica que presenta el programa, es una continua evaluación sobre el mismo, y además está indicando la forma como el sistema administrativo intenta alcanzar esas dinámicas y convertirlas en reportes de experiencia y atención continua a las insatisfacciones de sus protagonistas.
El producto más importante de la universidad es el desarrollo del talento, esa es su esencia y su único capital importante. Los capitales tangibles de la universidad son secundarios al relacionarlos con las variables intangibles que maneja en el desarrollo personológico de sus integrantes.
Así como la energía principal de una planta de aluminio es la electricidad, la energía principal de la universidad es la creatividad y la autoestima, estos dos valores transitan a través de la voluntad de sus docentes hacia el interés de sus estudiantes, si alguno de los dos polos no está en sintonía el sistema deja de funcionar y la organización, aunque funcional no logra calidad, dirigiéndose directo al fracaso.
Una iniciativa como generación de relevo tiene que estar preñada de creatividad, para poder alimentar primero el talento de sus integrantes como docentes, luego de sus tutores, a quienes siempre les viene bien un refuerzo de la vitamina creativa y por supuesto a los estudiantes, quienes deben ser inoculados desde el primer día de clases a fin de borrar los registros de mediocridad que fácilmente se encuentran en las calle y pueden detener el crecimiento exitoso de la personalidad de un joven.
Eso es lo que hacemos, eso es lo que la sociedad nos encomendó, debemos formar personalidades capaces de enfrentar el futuro, no nos está permitido formarlos desde el pasado o para el presente, sólo la formación para el futuro es la que tiene sentido hoy en día y para ello, el saber es superado por el talento o dicho de otra manera, la creatividad es más preciada que el conocimiento.